lunes, 18 de abril de 2011

LA FUNCION DE LA TERAPIA COGNOSCITIVO CONDUCTUAL DE GRUPO EN EL TRATAMIENTO DE LOS TCA

El modelo Ellen West incluye como parte integral de su tratamiento, técnicas basadas en la terapia cognitivo conductual. La terapia de grupo es un excelente escenario para poner en práctica estas técnicas; la reestructuración cognoscitiva, el rol playing, el modelado, y la retroalimentación son herramientas que se adecuan al ámbito grupal mostrando excelentes resultados. El modelo de tratamiento Ellen West ha adecuado estas técnicas de acuerdo a las necesidades que presentan las personas que acuden a solicitar ayuda a nuestro centro de tratamiento.

Las teorías cognosciti­vo conductuales señalan que cada individuo presenta esquemas generales de conocimiento, a partir de los cuales interpretan la realidad de tal manera que dan mayor importancia a determina­dos aspectos de la misma, por otra parte, otros aspectos de igual o mayor importancia tales como relaciones sociales, autoestima y la salud, son relegados a segundo término.

Como es bien sabido, las distorsiones cognitivas juegan un papel determinante tanto en la etiología como en el mantenimiento del trastorno alimentario. Las personas afectadas de un TCA presentan una forma muy característica de interpretar la rea­lidad, en la cual, el peso y la figura se han vuelto el eje principal en su vida y todas las vivencias las interpretan en función de dichos aspectos.

La terapia de grupo con enfoque cognitivo conductual  integra el procesamiento cognitivo y emocional, con el propósito de mejorar la calidad de vida de cada paciente. En el modulo de reestructuración cognoscitiva el objetivo principal es identificar las creencias erróneas y los pensamientos distorsionados que iniciaron y mantienen el problema, para sustituirlos por modos más funcionales de interpretar la realidad. De esta forma, el paciente comprueba por sí mismo la relación existente entre cada una de las distorsiones y los estados de ánimo asociados. Es importante concientizar sobre la necesidad de hacer una serie de cambios en sus estructuras de pensamiento. El proceso empieza con la explicación de un modelo sobre cómo el trastorno se caracteriza por una alteración de los procesos cognoscitivos, con una constante elaboración de pensamientos irracionales que determinan los comportamientos que emite el sujeto.

En esta etapa, se vuelve más útil que el terapeuta no pida a los pacientes que renuncien a sus creencias para acatar simplemente lo que diga el profesional; más bien se les induce a que participen en un proceso experimental que consiste en descubrir cómo funcionan sus pensamientos y de qué mane­ra éstos determinan su forma de comportarse y su estado de ánimo. De lo contrario, el abandono de sus creencias sin razón de ser (por muy irracionales que éstas sean) se convierte en otra fuente de ansiedad.

En primera instancia se debe trabajar en áreas tales como el peso, la comida o la imagen cor­poral, ya que éstas son las situaciones que generan más ansiedad y con las que se asocian la mayoría de las creencias erróneas. Sin embargo, la modificación de creencias se hace extensible a otras áreas como la familia, la escuela, y la prevención de recaídas, etc.  Posteriormente, se plantea al paciente la necesidad de aprender a razonar de una manera más objetiva con la meta de conseguir un tipo de pensamientos más realista.



Por otra parte, las ventajas de traba­jar en grupo son numerosas y constituyen una podero­sa herramienta para el cambio cognitivo en los pacientes con un TCA. Cuando los pacientes se relacionan con personas que presentan la misma problemática, es más factible que caigan en cuenta de sus errores, ya que ven reflejados en los demás su propia controversia. Además, el hecho de ana­lizar la situación desde fuera, permite una observa­ción y valoración más objetiva.

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